Una relación de acoso y de abuso prolongada en el tiempo llega a afectar a la salud mental de la víctima que poco a poco empieza sentir más inseguridad, menos libertad en sus acciones y toma de decisiones y a sentirse más sometida.
Características psicológicas de la víctima
- Inseguridad y baja autoestima, problemas con su auto concepto.
- Estrategias de afrontamiento inadecuadas y déficit en habilidades sociales.
- Poco populares entre sus compañeros/as.
- Pueden proceder de entornos familiares sobreprotectores.
- Problemas de confianza en sí mismos.
- Sentimiento de indefensión y soledad.
- Somatizaciones, ansiedad, tristeza que pueden derivar en otros trastornos psicológicos.
- Dificultades para establecer relaciones sociales, dadas las malas experiencias vividas, les cuesta establecer relaciones interpersonales, puesto que no confían en los demás.
- Trastornos de alimentación: muy relacionados con la falta de autoestima
Características psicológicas del agresor/a
- No es capaz de ponerse en el lugar del otro. Falta de empatía.
- No siente culpa. Tiende a victimizar.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Necesidad de ejercer dominio y poder sobre la víctima.
- Suele ser popular entre sus compañeros/as, o provocar temor en ellos.
- Consiguen sus objetivos a través de conductas violentas que pueden perdurar en la adolescencia y en la vida adulta.
Características psicológicas de los espectadores
- Indiferencia y permisividad ante la violencia o por el contrario participación y fomento de la misma.
- Normalizan este tipo de situaciones.
- En ocasiones se siente culpables, pero no actúan por miedo.
- Aprenden patrones de conducta basados en el dominio-sumisión.

¿Cuándo debe intervenir el gabinete psicopedagógico?
La ayuda psicológica puede ser necesaria en muchos casos, tanto en relación con las víctimas, como con los acosadores. Unos y otros pueden necesitar la ayuda psicológica que permita reorientar su manera de ver y estar en el contexto en que se ubican.
La persona que sufre, que siente el dolor por la agresión perpetrada contra él, puede necesitar ayuda psicológica inmediatamente. Siempre va a depender de sus recursos personales, de su capacidad para afrontar este tipo de circunstancias, de su edad, de las características del acoso que sufre, de su intensidad y frecuencia. También dependerá de la existencia de alguna red de apoyo social en la que pueda sentirse cómodo, del apoyo familiar y de la rapidez con que se tomen medidas al respecto.
Pero esta ayuda debe ir siempre acompañada de una actuación eficiente del centro educativo y del compromiso de todos por acabar el acoso y, por tanto, con el sufrimiento. La ayuda psicológica sin un abordaje serio del problema en el centro educativo puede no tener los resultados esperados.
Y hemos de insistir que también muchos acosadores podrían necesitar ayuda psicológica que le permita enfocar las relaciones interpersonales desde otra perspectiva. Más empática y basada en el respeto.
No hay duda de que la reacción más inmediata de quienes sufren maltrato es el miedo.
No olvidemos que el acoso implica tres roles, el de la víctima, el agresor y los espectadores.
El conjunto de la comunidad escolar se ve afectado por el acoso, con las siguientes manifestaciones negativas:
Falta de respeto mutuo, con aumento de tensiones y escalada de graves consecuencias.
Antítesis de los valores democráticos de igualdad, tolerancia y paz, que se sustituyen por otros en los que predomina la violencia, el miedo, el sometimiento, las actitudes acríticas y cómplices. Todo ello conlleva dificultad para el logro de la mayoría de los objetivos educativos del centro.
Consecuencias penales y civiles
Degradación de las personas y de sus relaciones, así como desprestigio de los métodos de resolución de conflictos basados en el diálogo, el compromiso y el acuerdo.